Hace poco volví a ver una de mis
películas favoritas, El Show de Truman. Esta muestra la forma de
vida de un hombre, que vive “normalmente” a su entender,
pero en realidad, se encuentra bajo la mirada de todo el planeta, ya
que desde su nacimiento, se le utilizó como parte de un programa de
televisión de emisión continua las 24 horas.
Este curioso personaje encarnado por
Jim Carrey, se encuentra en un ámbito de vida totalmente controlado
por un individuo externo, que maneja a su antojo todos los aspectos
de su vida social, sometiéndole a diferentes relaciones sociales de
una manera “normal” (considerada por el que lo controla todo).
Además, este hombre, hace lo imposible por conseguir que Truman nunca
descubra la verdad y no se de cuenta de que se encuentra en un mundo
ficticio creado por él (el controlador) y tal y como él desea que
sea.
En apariencia, este modo de concebir la
vida, estando, sin darse cuenta, bajo la influencia de múltiples
factores externos y aparentemente conocidos y controlados,
sinceramente, no difiere mucho de la vida normal y corriente de
nuestros días. Despertamos, interaccionamos con otros individuos,
seguimos una rutina cultural en cuanto a hábitos alimenticios, de
trabajo, estudio... Parece que ya empieza a asemejarse estas
conductas más a las que asume Truman inconscientemente.
Claro que, aquí cualquiera podría
decir: nosotros al menos tenemos la certeza de que no estamos
viviendo la vida acorde a los pensamientos y voluntades de otro, sino
que vivimos la vida a nuestra manera y experimentando las cosas de
una forma más espontánea y no tan concreta. Pero estaría
equivocado.
Día a día, al salir de casa, al
vestirnos para salir a la calle, o simplemente, al comer, nos
encontramos sometidos a algo mucho peor que el control de un único
individuo. El control de toda la sociedad. La mirada atenta de todas
esas personas que cuando algo en tu vida es “diferente” a su
manera de actuar, pensar o concebir cualquier cosa, ya te consideran
distinto y en ocasiones inferior a ellos. Porque comportarse acorde a
los mandamientos de la sociedad, sinceramente, desde mi punto de
vista, es mucho peor que la vida de Truman. Nosotros, por mucho que
nos queramos dar cuenta y que escuchemos, leamos o estudiemos sobre
esto, seguiremos con la creencia de que no nos encontramos bajo esa
influencia social opresora de la “libertad” humana, y nos
consideramos totalmente apartados de este influjo de hábitos,
costumbres, creencias, cosas buenas, cosas malas... Pero solo con
pedir una “Coca-Cola” en el bar, vestir de “Nike” o
simplemente, hacer un comentario sexista, ya evidenciamos que con
toda seguridad nos encontramos sometidos a la sociedad y a un sector
de individuos que la componen que “comparten” nuestras mismas
opiniones, gustos, aficiones, sin saber que no son más que producto
de la influencia continua de todos estos.
En resumen, vivir la vida “a tu
manera”(en la sociedad actual) o dentro de una cúpula gigante
donde miles de cámaras te observan y un individuo te controla en
cada momento, no son formas de vida tan diferentes.
Muy buen post! Y la pregunta, como es Truman concretamente en tu mundo? como dices, no es facil vivr SOLO tu vida. pero mediante acciones cotidianas podemos ganar poder sobre nuestras vidas. y el primer paso es ser consciente, como le ocurre a truman. aunque sea doloroso.
ResponderEliminarMuy buena reflexión Antonio. En el fondo sigue siendo la contradicción inherente al ser humano. Queremos ser libres, pero en el fondo nos dejamos gobernar, más o menos inconscientemente. Quizás por algo de comodidad.
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