martes, 27 de mayo de 2014

Educativo y No Educativo: Características diferentes

Educativo:
  • Adquisición de capacidades físicas y sociales, por parte del alumno, que se le exige en el grupo en el cuál se desenvuelve.
  • Justificar los métodos del currículum de enseñanza tanto en Educación Física como en otras materias.
  • Realización de actividades con la intención de influir en el aprendizaje de las personas objeto de educación.
  • Preocuparse por las respuestas emocionales, las relaciones personales y los comportamientos de grupo.
  • Promover el conocimiento y la comprensión.
  • Estimular un sentimiento por el juego limpio y por el respeto de las reglas.
  • Educar con conocimientos intrínsecamente valiosos en y para la educación física.
  • Dar un valor externo a los movimientos aportándoles estética, salud, moral...
  • Considerar la práctica de la educación física como modo de adquisición de hábitos saludables.


No Educativo:
  • Practicar actividades físicas sin tener ningún objetivo propuesto con ellas.
  • Enseñar métodos, técnicas o conocimientos no tiene porque ser educativo.
  • Dejar la práctica al libre albedrío sin intencionalidad alguna.
  • Considerar que la práctica deportiva puede alcanzar metas positivas y no orientarlo hacia ellas.
  • Cuando los contenidos o la metodología no son moralmente aceptables.
  • No tener en cuenta el imperativo del respeto hacia las demás personas, haciéndoles daño a los participantes o planificando actividades con ese fin.
  • Excluyente, poco equitativo, discriminatorio, sexista, explotador, cruel...

El perdedor y la derrota: ¿Como lo solucionarías tu?


El ganar o perder es uno de los roles que se deben asumir en el deporte. Y más en el deporte competitivo. No son roles asumidos durante el transcurso del partido o competición. No. Todos estos sentimientos de victoria o derrota vienen después. A los ganadores se les aclama con aplausos, palabras de enhorabuena, felicitaciones, abrazos... Mientras que el perdedor queda desplazado a un segundo plano.



Todo esto viene, a que, estas conductas de celebración de la victoria y de rechazo de la derrota, incluso de humillación hacia los perdedores, han creado esa característica competitiva que tantas connotaciones negativas entraña: El mal perder.



Tras un recuento electoral, sólo importa quién es el ganador. Todos los demás son perdedores.”
(Winston Churchill).



Esta frase refleja claramente, aunque se encuentre dentro del ámbito de la política, lo que vemos en el deporte. Estas maneras de pensar y de actuar frente al ganar o perder, son las que han provocado todo esto. Niños que se ensañan con sus rivales en el terreno de juego simplemente porque han perdido, y sienten impotencia, rabia, inferioridad... Eso es muy triste. Y es muy triste porque, no solo existe el problema de ese niño, sino que, además, detrás de ese niño habrá un pésimo entrenador. Un entrenador que no sabe educar a sus deportistas. Un entrenador que no ha sabido abordar ese problema y ponerle solución, ni trabajar con sus deportistas para hacerles ver que de la derrota se pueden sacar cosas productivas también.



¿Como solucionaríamos esto?



El trabajo y la constancia hacen llegar a grandes metas. Pero factores inmediatos que se dan en ciertas ocasiones pueden hacer que todo ese esfuerzo y dedicación parezca que “no vale para nada”.



Me refiero al futbolista que, después de duros entrenamientos, llega al terreno de juego y, por circunstancias de ese momento, no se encuentra en sus mejores facultades. Ese futbolista que al final del encuentro pierde y se siente mal porque ese día su cuerpo no estaba al 100%. Y en lugar de asumir la derrota y saber que eso no es más que un aprendizaje y una experiencia más que le ayudará a mejorar en el futuro, se pone hecho una furia, grita sin control a los demás e incluso se encuentra insoportable durante días posteriores.



Este mal perdedor debería ser abordado inmediatamente por su entrenador. Este debería saber que tiene que actuar delicadamente frente a su equipo. Un tono de voz normal, sin sobresaltos, explicando que, factores extrínsecos a ellos han provocado esa derrota. Que no ha sido la mediocridad la que se ha visto reflejada en el terreno de juego sino la lucha. No es más que una derrota. Una experiencia de la cuál podemos extraer formas de mejora y de incremento del nivel, todavía más. Analizar errores en jugadas, en algunas técnicas, etc, todo ello con el fin último de conseguir, mediante un trabajo constante de ayuda del entrenador, erradicar esa conducta frente a la derrota.



A nadie le gusta perder, pero no podemos permitir que nadie actúe así por una derrota.

lunes, 26 de mayo de 2014

Análisisy reflexión de película: El show de Truman.


Hace poco volví a ver una de mis películas favoritas, El Show de Truman. Esta muestra la forma de vida de un hombre, que vive “normalmente” a su entender, pero en realidad, se encuentra bajo la mirada de todo el planeta, ya que desde su nacimiento, se le utilizó como parte de un programa de televisión de emisión continua las 24 horas.



Este curioso personaje encarnado por Jim Carrey, se encuentra en un ámbito de vida totalmente controlado por un individuo externo, que maneja a su antojo todos los aspectos de su vida social, sometiéndole a diferentes relaciones sociales de una manera “normal” (considerada por el que lo controla todo). Además, este hombre, hace lo imposible por conseguir que Truman nunca descubra la verdad y no se de cuenta de que se encuentra en un mundo ficticio creado por él (el controlador) y tal y como él desea que sea.



En apariencia, este modo de concebir la vida, estando, sin darse cuenta, bajo la influencia de múltiples factores externos y aparentemente conocidos y controlados, sinceramente, no difiere mucho de la vida normal y corriente de nuestros días. Despertamos, interaccionamos con otros individuos, seguimos una rutina cultural en cuanto a hábitos alimenticios, de trabajo, estudio... Parece que ya empieza a asemejarse estas conductas más a las que asume Truman inconscientemente.



Claro que, aquí cualquiera podría decir: nosotros al menos tenemos la certeza de que no estamos viviendo la vida acorde a los pensamientos y voluntades de otro, sino que vivimos la vida a nuestra manera y experimentando las cosas de una forma más espontánea y no tan concreta. Pero estaría equivocado.



Día a día, al salir de casa, al vestirnos para salir a la calle, o simplemente, al comer, nos encontramos sometidos a algo mucho peor que el control de un único individuo. El control de toda la sociedad. La mirada atenta de todas esas personas que cuando algo en tu vida es “diferente” a su manera de actuar, pensar o concebir cualquier cosa, ya te consideran distinto y en ocasiones inferior a ellos. Porque comportarse acorde a los mandamientos de la sociedad, sinceramente, desde mi punto de vista, es mucho peor que la vida de Truman. Nosotros, por mucho que nos queramos dar cuenta y que escuchemos, leamos o estudiemos sobre esto, seguiremos con la creencia de que no nos encontramos bajo esa influencia social opresora de la “libertad” humana, y nos consideramos totalmente apartados de este influjo de hábitos, costumbres, creencias, cosas buenas, cosas malas... Pero solo con pedir una “Coca-Cola” en el bar, vestir de “Nike” o simplemente, hacer un comentario sexista, ya evidenciamos que con toda seguridad nos encontramos sometidos a la sociedad y a un sector de individuos que la componen que “comparten” nuestras mismas opiniones, gustos, aficiones, sin saber que no son más que producto de la influencia continua de todos estos.



En resumen, vivir la vida “a tu manera”(en la sociedad actual) o dentro de una cúpula gigante donde miles de cámaras te observan y un individuo te controla en cada momento, no son formas de vida tan diferentes.


¿Qué es educar?

Te llamo «amiga» y bien puedes ser desde luego «amigo», pues a todos y cada uno de los

maestros me refiero...” con estas palabras da comienzo el prólogo y plantea el tema principal del libro "El valor de educar" el autor.
 

La minusvaloración de los maestros, posicionado su oficio en escalafones sociales inferiores por falsas creencias de enseñanza básica necesaria (o tradicional) pero poco utilitaria, es la pieza clave del rompecabezas. El problema surge en el momento que se plantea la educación en la escuela como una mera educación impuesta pero poco fructífera en cuanto a resolución de situaciones futuras más complejas. Esto deriva en la creación de un concepto social de inferioridad hacia este sector poblacional, que viene dado tanto desde autoridades políticas como en los propios pensamientos y comentarios de las gentes. La frase “pasar más hambre que un maestro de escuela” es un claro ejemplo de esta extendida idea social. Los de arriba son los que han precipitado hacia ese caída a los maestros y estos “dichos” son la evidencia de lo ocurrido, y uno de los problemas que más afecta en este ámbito, el cuál, Fernando Savater apoya, y sobre el cuál manifiesta su posición de que sin ellos, sin la previa inculcación que realiza la escuela y sus maestros, no sería posible llevar a cabo correctamente y con rigor las enseñanzas superiores. La necesidad de una mayor aportación tanto de dar importancia a este ámbito como una mayor inversión en este es la conclusión a la que me gustaría llegar y dar como opción posible para solucionar esto que ocurre.



Complementando con las ideas del segundo tema de este libro, que aborda la problemática acerca de la educación 'clásica' (transmisión oral, popular...) frente a la inculcación de conocimientos y valores con visión de superación futura, un buen argumento que ataca esta situación que viven los maestros es el de que, las enseñanzas 'superiores' que se conciben como mejores y más importantes, no tendrían ningún sentido sin la anterior inculcación de valores y conocimientos tales como la lectura o la escritura y la compresión y asimilación de conocimientos, tan necesarios para un correcto desarrollo académico.



La experiencia, un valor, unos conocimientos que se adquieren de esta, que no pueden ser transmitidos más que por los que anteriormente tuvieron esas vivencias, es otro de los argumentos que se vuelcan sobre esta problemática. El tiempo es un factor que rige a la sociedad y la hace actuar acorde a este y plantearse visiones de pasado, presente y futuro. El limitar la educación a la adquirida por la influencia paterna o materna y al mero aprendizaje de un oficio, único conocimiento previo del progenitor, o al conocimiento transmitido oralmente es un error que no conduciría a ningún tipo de evolución ni desarrollo orientado a mejorar el futuro del ser humano tanto como ser como cabeza pensante. Y este error se encuentra paliado por estos maestros, que transmiten esa información y conocimiento general para ayudar a dicho desarrollo humano, pero estos en lugar de ser mejor cuidados, son tratados con desconsideración, tanto los que ejercen esta profesión como los que se forman para ejercerla.



Podríamos definir todo esto con un sin fin de palabras que quizás no expresaran suficientemente lo verdaderamente necesario que es promulgar una actitud social que de mayor importancia a estos educadores. Solucionar esto tomando medidas políticas que lleven a la sociedad a cambiar su opinión sobre estos educadores a la que se merecen, es una medida que debería ser abordada y planteada seriamente.

martes, 6 de mayo de 2014

Mujer objeto, hombre sujeto


Sexismo. Ese es el tema clave a comentar. Se trata de un tema delicado puesto que no todo el mundo aprecia el "sexismo" en el mismo grado, ya sea por su cultura, sus costumbres o sus creencias. 

La sociedad en su conjunto nos ha llevado, desde hace muchos años, a mantener un pensamiento sexista, en favor siempre del hombre, y rebajando a la mujer a un segundo plano. Tradicionalmente las mujeres siempre han llevado consigo el 'cliché' social de que son más útiles para labores domésticas y de atención de los hijos y menos aptas para el trabajo fuera de casa, cosa que actualmente está empezando a cambiar bastante y de lo cuál debemos sentirnos orgullosos, desde mi punto de vista.

Aunque, quizás yo esté equivocado. ¿Y si realmente nos intentan inculcar que esos valores sexistas se están erradicando poco a poco y no es verdad? ¿Podrían estar engañándonos? ¿Podría existir esa desaparición progresiva del sexismo solo en apariencia?

A raíz de empezar a profundizar en este tema por asignación académica y tras leer el artículo "Sexismo en publicidad y en los medios de comunicación" de Cristina Oliveira he estado investigando más acerca de la influencia que ejercen la publicidad y los medios en cuanto al tema tratado.

Pues bien. Resulta ser muy fácil hablar de que el sexismo es algo negativo, que es algo que no se debería inculcar a nuevas generaciones, sin embargo, todos los días las gentes se encuentran bajo la influencia no solo de las posibles connotaciones sexistas del lenguaje común, sino que también, cuando se encuentran disfrutando de la tranquilidad de su casa, dejando pasar las horas frente al televisor como método de descanso o pausa en el trabajo, los mensajes subliminales o implícitos en la mayoría de anuncios o incluso programas de televisión les abordan con este tipo de premisas sobre las mujeres y los hombres. 

La autora del artículo citado nos explica de manera muy concisa la manera en que estos medios nos proyectan esos estereotipos de la cultura común en la siguiente frase: "se presenta a las mujeres como algo que se ofrece, que está al alcance de la mano: “Usted tendrá acceso a esta mujer si compra el coche X y se ahorrará incluso el trabajo de la seducción”. Así pues se transmite la idea de “mujer-objeto” contrapuesta a la del “hombre-sujeto"."

Un buen ejemplo de lo que nos comenta Cristina Oliveira es este anuncio de la marca de desodorantes AXE que se encuentra enlazado a continuación:

                                    

Observamos que la mujer, en esta presentación visual en forma de anuncio, se encuentra rebajada e incitada a ser el "objeto" de deseo y de satisfacción del hombre. Pero no de cualquier hombre, sino solo del que utilice este desodorante. Es decir, no solo intentan vendernos su producto y ya está, sino que hacen hincapié en un tópico social para incitar al público masculino a la compra de esto y dando a entender que de esta manera conseguirán lo que quieren como hombres "tradicionales" y corrientes que son.

En definitiva, la sociedad esta arraigada a estas maneras de pensamiento y de actuación, y por mucha fachada que quieran construir, el trasfondo siempre es el mismo y el mensaje sexista, al fin y al cabo, de una manera u otra, se transmite de igual manera. Ya sea en la publicidad, en la calle o incluso en el trabajo, donde la metáfora del "Techo de cristal" (aparentemente las mujeres pueden ascender en los cargos de una empresa pero siempre llegan a un punto donde los altos mandos de esta frenan esa ascensión y es ahí donde estas topetan con este techo imaginario impuesto por los de arriba) se encuentra todavía demasiado viva, las mujeres siguen estando marcadas por estas costumbres y creencias, para servidor demasiado anticuadas.






jueves, 1 de mayo de 2014

Estereotipos: Reflexión propia.


En diversas culturas y sociedades en las que confluyen diferentes ideas y corrientes ideológicas, políticas y religiosas, las personas tienden a diferenciarse unas de otras, encasillarse y organizarse según sus ideas o sus formas de pensamiento y catalogar a los demás en diferentes conjuntos sociales.

Estas diferencias y diferenciaciones que han ido evolucionando a lo largo de los años han dado lugar a un gran abanico de culturas y costumbres dentro de estas que concebimos en la actualidad.

La RAE define el estereotipo como: “imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable.”

Esta definición me parece bastante acertada, pero discrepo en uno de los términos utilizados para su definición: La inmutabilidad.

Buscando de nuevo en la RAE encontramos la definición al término puesto en dudad anteriormente. Lo inmutable se encuentra definido como lo “No mudable, que no se puede cambiar”.

¡Curiosa palabra encontrada en la definición de estereotipo! Sin duda los estereotipos parecen dados de antemano y se consideran pensamientos totalmente normales e incluso en ocasiones nos hacen olvidar que en épocas pasadas, estos estereotipos no existían y que los actuales son fruto de la evolución histórica de estos.

Esto nos lleva a plantearnos la siguiente cuestión: ¿Creen verdaderamente que los estereotipos con los que están acostumbrados a vivir en su sociedad serán siempre iguales (inmutables) y no conciben la idea de que tarde o temprano evolucionarán hacia otros estereotipos nuevos? ¿Si ha ocurrido anteriormente por qué no pudiera suceder mañana?

Todas estas preguntas vienen a mi mente y solo me dejan una reflexión final: Las sociedades, las gentes que las forman y los cerebros que forman cada una de sus ideas, poco a poco van cambiando y cambiando y a medida que el tiempo pase continuarán haciéndolo. Y solo podemos elegir entre acatarlas y vivir con el peso de ellas sobre los hombros o aceptarlas pero no compartirlas y existir sin sus ataduras.


                                                                                                              

                                                                                                                                         Dimech